Máquinas de Calcular

Crecimiento de las estadísticas

Un interés creciente tuvo en la investigación la pasión desarrollada a mediados del siglo XIX por las estadísticas. Además de la que con el correr del tiempo fue la popular máquina de Burroughs muchos otros calculadores mecánicos se estaban inventando en EE. UU. y en el resto del mundo.

En 1850 D. D. Parmelle hizo el patentamiento en la Oficina de Patentes de EE. UU. de una tecla conductora que le añadió a su máquina. Fue el primero en dejar de usar ruedas numéricas y en su lugar utilizó un trinquete con una larga barra dentada. Parmelee según se dice fue también el primero que utilizó teclas depresibles en una calculadora.

Siete años más tardes, Thomas Hill obtuvo una patente por una tecla conductora múltiple en su calculadora. Mientras que el dispositivo recibía mucha atención, tuvo un defecto fatal: fallaba en controlar la rotación de la rueda numérica por la tremenda velocidad que resultaba de utilizar teclas depresibles.

Una alternativa a la histórica rueda de Leibniz fue diseñada por Frank Stephen Baldwin en 1872. Las máquinas estaban basadas en el diseño hecho por W. T. Ohdner y el dispositivo se hizo conocido con el nombre de rueda de Ohdner. Las máquinas de Ohdner fueron extensamente usadas hasta la introducción de la calculadora electrónica alrededor de 1960.

Inspirado por las fatigas de C. X. Thomas, Charles Babbage y George Scheutz el norteamericano George Bernard Grant construyó una monstruosa Máquina Diferencial, la cual fue exhibida junto a otros dispositivos, en la Muestra del Centenario de Filadelfia en 1876. Maestro del engranaje mecánico, en los cuales sus invenciones estaban basadas, Grant fue uno de los fundadores de la industria de los engranajes en EE. UU.

Fue Dorr Eugene Felt quien se direccionó hacia el problema de la tecla de orden múltiple, un trabajo que directamente inspiró a Burroughs. En 1884, Felt concibió la idea de forrar el trinquete y eso condujo al fundamento mecánico de la calculadora moderna. Trabajó en el principio de órdenes duplicadas que se podían repetir cualquier cantidad de veces. Mientras que su idea para una calculadora era hacerla con partes de metal, en su juventud no tenía con que comprarlo y resolvía su construcción con madera. Fue al almacén y seleccionó una caja que le parecía el tamaño correcto. Era una caja de fideos. Por eso siempre llamó a ese modelo como el de la caja de fideos. Para las teclas obtuvo un material de la trincheta que utilizaba el carnicero de la vuelta de la esquina y algunas grampas de una ferretería para las guías de las teclas y un surtido de resortes. Cuando llegó el Día de Acción de Gracias, se levantó temprano y fue a trabajar con unas pocas herramientas. Felt hizo con el tiempo algunas partes de metal y terminó su modelo para el día de Año Nuevo de 1885. A los 24 años había desarrollado la primera máquina de calcular con tecla de orden múltiple que era operativa. Todavía con fondos limitados, Felt tuvo que hacer sus primeros modelos él mismo. Entre el final de 1886 y el otoño siguiente,  produjo 8 modelos terminados. Rápidamente pudo ubicar sus modelos en la Tesorería de los EE. UU. y en la oficina del Servicio Meteorológico de Nueva York. En Noviembre de 1887 formó una sociedad con Robert Tarrant de Chicago. El completo éxito del “Comptometer” estaba tan asegurado que hasta 1902 ninguna máquina nueva fue puesta en el mercado.

Un inventor francés, León Bollee fundador del famoso circuito de Le Mans, construyó una máquina de multiplicación directa en 1889 cuando tenía 19 años. Su familia necesitaba el dispositivo para ayudarles a preparar extensas tablas para su actividad en Le Mans. Mientras que años más tarde fue un devoto para diseñar, construir y correr veloces automóviles, Bollee también inventó otras calculadoras y máquinas de oficina. Su vida de inventor había comenzado a los 13 años cuando patentó una bicicleta acuática no sumergible. Un inglés llamado Rigby viajó con ella a través del Canal de la Mancha.

Construyendo sobre el diseño de Bollee, Otto Steiger de Zurich desarrolló una máquina en 1893 que usaba una tabla mecánica y fue una versión automatizada de las “Varillas de Napier”. Aunque engorrosa, la máquina fue popular, especialmente para el cálculo científico. Entre 1894 y 1935, fueron vendidas 4.655 máquinas bajo el nombre de “La Millonaria”. Desde 1910 en adelante hubo disponibles versiones que eran operadas eléctricamente.

Aunque Bollee y Ramón Verea habían construido máquinas según los mismos principios, Steiger fue el primero en comercializarla exitosamente. Verea era un español que vivía en Nueva York. Después que desarrolló su máquina en 1878, le dijo a los reporteros del New York Herald que él no hacía máquinas para vender, o para patentar o para usar, sino que simplemente quería demostrar que un español podía inventar tan bien como un norteamericano.


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