Grace Hopper

Publicado en la Revista Informática Médica. Nº 13:Año 5. Buenos Aires. Argentina





Grace M. Hopper

“El primer día que encontré una computadora en 1944, encontré a Babbage. El comandante Aiken tenía una copia del libro de Babbage y por momentos nos aconsejaba que lo leyéramos. No encontré el trabajo de Lovelace hasta 10 o 15 años más tarde”.

                                                                                                          Grace Murray Hopper

Participó del génesis de los lenguajes de programación. Un siglo después que Charles Babbage luchara para construir su prematura máquina de computar, Grace Hopper aprendió a programar la primera computadora digital de gran escala de Harvard, la Mark I, la realización conceptual de Babbage.

La teniente de la Marina de los EE. UU. Grace Hopper llegó a ser una pionera en computación, como Charles Babbage o Ada Lovelace y una de las fuerzas motoras en el desarrollo de lenguajes de programación, específicamente el COBOL.

Grace Brewster Murray nació el 9 de diciembre de 1906 en la ciudad de Nueva York. Era la hija mayor de un agente de seguros y su esposa. Su madre amaba las matemáticas y siempre se interesaba en ella. Hija de un ingeniero civil de la ciudad de Nueva York, la madre de Hopper acompañaba a su padre cuando hacía trabajos de agrimensura en las calles de la ciudad. No por nada sus tres hijos eran buenos en matemática.

Un notable suceso ocurrió en la vida de Grace Hopper a los 4 años de edad. Fue en mayo de 1910 que el cometa Halley tuvo su aparición y era como cuatro veces más grande y más brillante que la luna. Su padre la alzó para que lo pudiera ver por la ventana de la cocina y quedó muy impresionada. El le dijo que lo volvería a ver y ella deseaba que así ocurriera. El cometa Halley volvió a reaparecer en 1986.

Recordando su niñez como muy feliz, Hopper sin embargo notaba que ella era la mayor y era a la que culpaban de todo. En una ocasión fue sorprendida con sus primos trepada en un pino y como ella era la que estaba en la cima era obvio quien había comenzado. Un motivo importante de su felicidad eran los días que ella y su familia veraneaban en Wolfeboro, New Hampshire, donde encontró a quien fuera luego su esposo, Vincent Foster Hopper, quien también era de Nueva York y veraneaba allí.

Muy importante para su desarrollo futuro fue la temprana educación de Grace Hopper en escuelas privadas, un hecho considerado normal en aquellos días. Su educación fue estricta considerada con las normas de hoy. Tenían que pasar pruebas que demostraran que podían leer, escribir inglés en forma clara y que podían deletrear. Cada verano debían leer veinte libros y escribir los resúmenes. Eran educados con muchos conocimientos de base haciendo notar además que eso no les daba inhibiciones sino que les hacía tener un gran interés por la lectura y la historia.

Grace Hopper continuó su educación en el Vassar College, donde se graduó premiada en 1928. Luego asistió a la Universidad de Yale donde se recibió en 1930, el año de su casamiento con Vincent Hopper. En 1934 recibió un Ph.D. de Yale y fue premiada con dos becas Sterling. Estos premios académicos de Hopper fueron solamente los primeros en su vida que estuvo llena de logros y más premios.

Desde 1931 hasta 1943 Hopper también enseñó en Vassar en el Departamento de Matemática, ascendiendo de instructora a ayudante de cátedra y finalmente catedrática asociada. Durante este período recibió un fellowship en la Facultad de Vassar y estudio en la Universidad de Nueva York en el período 1941-1942. En 1943 Hopper fue profesora asistente de matemática en el Barnard College, luego de lo cual se alistó en la Reserva Naval de los EE. UU. y asistió a la Escuela de Guardiamarinas USNR en Northampton, Massachusetts. 

¿Por qué se unió a la Marina?  Había una guerra, explicaba y agregaba que no era inusual en esos tiempos que una mujer se alistara en la marina ya que había de 30.000 a 40.000 mujeres allí en esos tiempos. Después de la Segunda Guerra, ella dijo que todas consiguieron casarse y volver a casa, pero que luego demandaban por los empleos que habían dejado. 

En cuanto a Hopper, ella también podría haber vuelto a casa pero había perdido a su esposo en la guerra. Sin hijos para cuidar y plena de inspiración por entonces se sintió enredada con las computadoras de la Marina y continuó de lleno con su carrera. Después de graduarse como guardiamarina, Hopper fue comisionada al Proyecto de Computación del Departamento de Municiones en la Universidad de Harvard donde ayudó a domar al “monstruo” de Howard Aiken, la computadora Mark I 

En gran parte financiado por un regalo de u$s 500.000 del presidente de IBM, Thomas Watson, la Mark I fue casi un accidente de la guerra antes de que comenzara. Afortunadamente para la computación la Marina de Guerra, en la cual Aiken era también un teniente, reconocieron el valor del dispositivo para solucionar problemas navales y Aiken fue destacado para completar el trabajo.

Fue en Harvard que Hopper aprendió a programar al “monstruo”. En 1946 ella renunció a su permiso de estar ausente en Vassar y unió en Harvard sus posibilidades como investigadora en ciencias de ingeniería y física aplicada en el Laboratorio de Computación.

También fue allí que nació el término “debug”. En 1945 mientras estaba trabajando en un edificio sin aire acondicionado, en un día caluroso y húmedo de verano, la computadora se detuvo. Buscaron el problema y encontraron una falla en un disyuntor. Adentro habían encontrado una polilla que estaba muerta. La sacaron con pinzas y la adjuntaron con cintas al cuaderno de notas. 

Desde entonces cuando un oficial venía a preguntar si estaban ejecutando alguna tarea, le contestaban que estaban “depurando” la computadora. Hopper trabajó en programación de aplicaciones para las computadoras de Harvard Mark I, Mark II y la Mark III para la Marina de Guerra y en 1946 fue presentada para el Premio Naval al Desarrollo de Municiones.

Después de tres años de trabajo en las computadoras navales, Hopper se unió a la Ekert-Mauchly Computer Corp. en Filadelfia como matemática. Así comenzó una larga asociación que finalizó con su retiro del grupo y su jubilación en 1971. Cuando Hopper se unió a la Eckert-Mauchly Corp. allí se estaba construyendo la UNIVAC I, el primer emprendimiento comercial de una computadora digital de gran escala, la cual con el tiempo fue instalada en el Departamento de Censos en 1951. 

Así Hopper comenzó sus esfuerzos en técnicas pioneras de programación. Ella continuó en la compañía como programadora superior cuando fue comprada por la Remington Rand en 1950 y también luego de su fusión en 1955 con la Sperry Corp. para formar la Sperry Rand.

Fue en 1952 que Hopper publicó su primer trabajo sobre compiladores liderándolo como ingeniera de sistemas y directora de programación automática en la División UNIVAC de la Sperry Rand Corp. Las primeras computadoras necesariamente debían ser programadas hasta en sus más mínimos detalles ya que aún no se habían desarrollado los atajos (shortcut). 

Pronto se hizo obvio que muchos programas, a pesar de tener objetivos totalmente diferentes usaban un mismo juego de instrucciones (subprogramas, rutinas y subrutinas) que eran lógicamente idénticas e intercambiables para distintos programas. Estas rutinas de instrucciones se podían involucrar en resolver ciertas clases de ecuaciones, extraer raíces cuadradas, arreglar datos dentro de la memoria para ser clasificados y listados. De allí en adelante la idea de generar bibliotecas de subrutinas se hicieron urgentes y económicamente necesarias para eliminar errores, acortar el tedio y minimizar la duplicación de esfuerzos.

En los primeros pasos significativos para el desarrollo del software la computadora misma ayudó en la preparación de los mismos. Primero proveyó símbolos y palabras mnemotécnicas como nombres de las instrucciones y luego cada vez más otros símbolos como designaciones de capacidades más sofisticadas. 

De esta manera los programas de computación llamado “intérpretes” transformaron los nombres mnemotécnicos en códigos reales binarios que la computadora podía aceptar y podía ejecutar. Hopper dio un gran crédito al Dr. John Mauchly para su desarrollo del intérprete Short Order Code. También notable fue el Generador de Programas de Frances E. Holberton, el primer programa que escribió un programa, añadiendo que Hopper le había enseñado como dibujar los diagramas de flujo. Holberton fue luego matemática en el área estándares de Fortran en el Departamento Nacional de Normas.

En cuanto a los compiladores ellos aceptaron símbolos representando operaciones más complejas y también juegos de compiladores de rutinas pretesteadas. Describiendo su trabajo en compiladores, Hopper recordó cómo los programadores eran constantemente requeridos para copiar sus códigos de unos cuadernos a otros cuadernos. Hablando en el Pioneer Day en la Conferencia Nacional de la Computadora en 1981, Hopper dijo que los programadores no copian cosas y además no están para agregar cosas. Así es que debemos dejar a la computadora que lo haga, haciendo notar que el resultado fue el compilador A-O.

Una importante y temprana actividad comenzó y Hopper fue unas de las pioneras. Ella enérgicamente alentó la creación de grupos de usuarios para compartir sus contribuciones y formar bibliotecas de subrutinas permanentes. El grupo más grande fue el de IBM. La Association for Computing Machinery también mantenía bibliotecas de subrutinas y proveía un medio de comunicación para identificación, publicación e intercambio de algoritmos y programas.

El trabajo sobre compiladores que Hopper publicó en 1952 fue el primero de más de 50 que ella publicó sobre programas y lenguajes de programación. Su profundo interés en programación la condujo al Departamento de Defensa, patrocinador del Comité de Lenguajes de Sistema de Datos (Codasyl) en 1959. En el Pentágono tuvo que considerar el establecimiento de un lenguaje particular apropiado para el procesamiento de datos en los negocios. 

El comité incluyó representantes del gobierno y usuarios privados así como también a los fabricantes de computadoras. Dentro del Codasyl, Hopper participó en la instrumentación del desarrollo del Common Business Oriented Language (COBOL). Hacia setiembre de 1959 el Codasyl había especificado un lenguaje que se consideraba superior a todos los lenguajes de compilación existentes. 

Las especificaciones del lenguaje fueron modificadas en diciembre de 1959 y el Cobol existió como un lenguaje que no fue identificado con ningún fabricante y esto fue una ventaja tanto para el gobierno como para la industria privada. Desde entonces cientos de otros lenguajes e idiomas de aplicación especializados fueron creados. Durante los años 50, 60 y 70, Hopper fue una primera figura en el desarrollo del Cobol y trabajó incansablemente en el desarrollo de varios compiladores para este lenguaje.

Hopper trabajó en el Comité de Estandarización de lenguajes de computación del American National Standards Institute (Ansi) y también prestó servicios en el Comité Ejecutivo del Codasyl.

Trabajando en estandarización Hopper creyó que hubo normas que fueron descuidadas y que por esa causa el gobierno federal había gastado 450 millones de dólares en un año para convertir programas de computación. Un verdadero despilfarro de dinero.

Desde 1959 Hopper estuvo asociada a la Moore School of Electrical Engineering de la Universidad de Pennsylvania, primero como visitante, en 1962 como asistente de profesor, en 1963 como profesor asociado y desde 1963 como profesor adjunto de ingeniería. En 1971 fue nombrada conferencista en ciencias del gerenciamiento en la George Washington University, en Washington D.C.

Fue una conferencista popular y enérgica. Después de 40 años de estar en la computación llegó a tener conceptos poco cariñosos cuando dijo que la industria de la computación estaba como cuando el Modelo T se comenzó a desarrollar. 

Cuando ella era joven Henry Ford inventó un auto que podía ser con tantas variantes como ellos querían y además de color negro. Hopper decía que ése era el lugar donde nos encontrábamos, en los inicios del uso masivo de la computadora. Ni siquiera se había comenzado a explotar todo su potencial. 

Parte de esas potencialidades estaban en los campos de la predicción del tiempo, en el manejo de los recursos de energía y en el incremento del rendimiento agrícola.

Después de cuatro décadas de trabajo pionero, de premios, de grados honorarios y de tener oportunidades que ella nunca habría soñado, Hopper tenía la sensación que su contribución más grande había sido toda la gente joven que había entrenado.

 

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